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Trabajo digno para todas las mujeres del Perú

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Por Kelly Gianina Rojas Ruiz*

A propósito del Día Internacional de la Mujer, quiero en esta fecha tan especial hacer un llamado a la reflexión a todas las mujeres y varones del Perú sobre la violencia que vive a diario la mujer, pero muy en especial a quienes laboran en instituciones públicas, para centrarme en una realidad avasalladora como lo es, el hostigamiento sexual en entidades del estado. Durante la pandemia se han registrado hasta febrero de este año, 1000 denuncias, el 100% de denunciados es varón, el 74% tienen una relación jerárquica (datos proporcionados por SERVIR), así como,  la ansiedad es el síntoma psicológico más común, reportado en un 80% de los casos y los ataques de pánico afectan al 52%, el 49% de las víctimas informaron haber sido diagnosticados con depresión clínica, la pérdida de concentración, los cambios de humor, la tristeza y el insomnio generalizados fueron más comunes entre el 77% y el 50% de los casos; sin embargo, según un estudio de Genderlab, solo dos de cada 100 mujeres víctimas denuncian legalmente.

Lo increíble del tema es que las propias víctimas en este proceso de sumisión, terminan muchas veces por aceptar que “es normal” lo que está sucediendo so pretexto para no perder su trabajo porque el ingreso que reciben lo necesitan para mantener a su familia y acaban aceptando ciertos roces, miradas libidinosas y hasta abrazos de su jefe solo por no ganarse un “problemón” y deciden continuar sus vidas como que nada está sucediendo, permitiendo que las denigren y cosifiquen solo por necesitar de su sueldo y al final este comportamiento trae consecuencias emocionales en ellas y es en estos momentos de pleno sometimiento en que el agresor aprovecha aún más y con cruel cobardía llega al extremo de amenazarle con alguna situación descabellada como mandarla a secuestrar o violarla si tan siquiera intenta contarle el calvario que viene viviendo a sus Jefes máximos – Jefatura de Recursos Humanos conforme a ley- o acude a presentar una denuncia ante los organismos competentes ya sea el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, Fiscalías Penales  o Policía Nacional del Perú.

Este panorama tan negro para quienes atraviesan este tipo de situaciones lo es solo para ellas, podemos en muchas ocasiones, observar una indiferencia total con el resto de los trabajadores que en lugar de mostrar empatía, cuestionan la denuncia y hasta culpan a la víctima y dicen que ella tiene gran culpa por la forma de vestirse, por su forma de dialogar o porque sonríe muchas veces, como si estos comportamientos le dieran derecho a estos tipos a maltratar a una mujer, es decir, este país es tan machista que pobre de la víctima si es alguien como por ejemplo, una madre soltera, porque inmediatamente se escuchan comentarios como: “que habrá hecho ella para que actúe él así”, “seguro ella le coqueteó”, “ella es culpable por el vestido que trae puesto”, “es una madre soltera”, que mentalidad tan machista y hasta egoísta, saltan de inmediato los estereotipos que sufrimos todas las mujeres y los  mapas mentales de los cuales la misma sociedad en su conjunto es responsable tanto varones como mujeres; la sociedad es cínica e hipócrita porque solo se dedica a señalar en lugar de ponerse en los zapatos de la otra persona, en lugar de apoyar a los más vulnerables y buscar empoderarlos para que gestionen sus propios logros y puedan alcanzar el éxito sin depender de nadie ni económicamente ni emocionalmente, ahí es donde las mujeres debemos apuntar al empoderamiento total en todos los ámbitos para fortalecernos y evitar al máximo este tipo de situaciones con mecanismos estratégicos de inteligencia emocional y habilidades interpersonales pero si aun así no podemos evitarlo, recordar que el conocimiento es poder, debemos conocer qué hacer en estos casos como realizar una denuncia ante la Jefatura de Recursos Humanos de quien depende la Secretaría Técnica de Procedimientos Administrativos Disciplinarios, para el inicio de la investigación, quienes son los encargados de emitir las medidas de protección para la víctima, en todo el proceso se debe tener en cuenta que el elemento objetivo o prueba fehaciente del hecho es muy necesaria para lograr la sanción, de lo contrario se podrá archivar el proceso y estos cobardes quedarán sin castigo y seguirán haciendo lo mismo a otra persona, es decir, sino denunciamos con pruebas objetivas, definitivamente habrá una próxima víctima.

Por ello concienticémonos, varones del Perú no miren a las mujeres como si fuesen floreros para adornar una mesa en donde se va a comer, no vean una vagina al mirarlas, mírenlas como realmente son, personas dignas con derecho a amar y ser amadas apasionadamente – con amor puro y eterno- y con derecho a decidir con quién tener una relación amorosa o por supuesto el derecho a dar un NO por respuesta. Las mujeres por encima de serlo, somos personas y estamos llamadas a cumplir a cabalidad nuestro rol de mujeres, madres, hijas, hermanas, es decir, nuestro accionar es preponderante en la sociedad, somos protagonistas artífices de la realidad social, sea cual sea esta ya sea de una sociedad light con personas relativistas y muy poco criterio en la toma de sus decisiones o una sociedad altamente altruista, con valores y respeto por la cultura de paz y estado de derecho, es decir no solo es válido llevar a cabo este análisis en los ámbitos sociales teniendo una visión holística, sino también es importante disquisitar sobre la situación jurídica y laboral por la que atraviesan las mujeres en el siglo XXI, cuando se supone que la modernidad nos ha invadido, vivimos en una sociedad de sobreinformación y pertenecemos a la aldea global, sin embargo, el trato humillante, el hostigamiento sexual y acoso laboral sigue presente y con mayor fuerza, como un huracán donde la médula espinal la constituyen  los jefes, coordinadores, supervisores, administrativos, es decir, no importa la jerarquía ni el estrato social, la realidad es la misma, en las instituciones públicas pese a que ya está en tránsito el ingreso a la Ley del Servicio civil, donde priman los principios y el código de ética de la administración pública, donde se valora al personal altamente calificado (respetando los requisitos de la Ley 29806), y en un marco del empleado público en donde se evalúa no solo sus conocimientos sino su calidad como ser humano y trayectoria profesional,  persiste este comportamiento cavernícola con las mujeres, aún falta mucho por hacer. Como sugerencia para el Ministerio de la Mujer, le solicitaría como Periodista y como mujer que redoble esfuerzos en sus capacitaciones a las mujeres de todo el Perú, fortalecer sinergias junto a SERVIR  y no solo difundir el proceso para la denuncia por acoso sexual en su página web Estado sin acoso: https://www.gob.pe/institucion/servir/campa%C3%B1as/1375-estado-sin-acoso, sino también hacer digerible la información legal de cómo defenderse a las víctimas de acoso, porque creo que ya con perder el temor a decir la verdad es mucha carga como para luego lidiar con todo lo que ello trae como consecuencia en el ámbito legal y administrativo, llevar a cabo una pericia psicológica, estar frente una cámara alrededor de tres horas con personas totalmente desconocidas, haciéndote preguntas y repreguntas es complicado; así también, recibir el apoyo legal – en cuanto a la redacción no solo asesoramiento, ya que la víctima no tiene en este momento capacidad para sentarse a redactar- para presentar los escritos cuando se debe contestar lo que dice el victimario para ejercer su derecho a la defensa; la línea telefónica de orientación psicológica 1819 de SERVIR, donde te motivan y tratan de ser tu soporte emocional no es suficiente – ni siquiera es monitoreada, la misma victima debe llamar constantemente y si por algún factor externo de violencia no lo hace, quién podrá saber qué le ocurrió-ya que lo más importante es conocer cuáles son los canales que se debe seguir después de realizada la denuncia en el ámbito legal, hacer una difusión masiva del mismo, no solamente en redes sociales –donde muchas mujeres no tienen acceso- sino también en radios locales, para así erradicar o mitigar el hostigamiento sexual, pero sobre todo sensibilizar a los compañeros de trabajo quienes al enterarse de las atenciones psicológicas de la víctima – como parte del mismo hostigamiento del agresor-, en varias ocasiones emiten expresiones ofensivas como: “debe estar loca que va al psicólogo”, “hay que cuidarnos porque eso es pegajoso” – en boca de propias trabajadoras mujeres, las mismas que entran al sistema y ya no son hostigadas sino que aceptan tener un Sugar Ray en la institución y conviven con los jefes a pesar de conocer su estado civil- el mobbing laboral debe terminar, ser solidarios y ayudar a las víctimas.

En tal sentido, el llamado a la reflexión no solo es para los varones sino también principalmente a las mujeres que debemos actuar empoderadas, fortalecidas, seguras de nosotras, demostrando nuestra deontología profesional, los valores y la ética que nos han inculcado en nuestra familia, porque solo así podremos lograr tener un trabajo digno que nos lleve al éxito profesional y a la armonía, paz y respeto en los espacios laborales.

*Mg. Gerencia Social y Relaciones Comunitarias.

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