El peor sufrimiento para un padre es ver a un hijo enfermo, harían lo que fuera porque ese dolor fuera el suyo y se curaran para siempre. Y cuando esa dolencia es algo más grave, como un cáncer terminal, es algo que destroza las entrañas de cualquier madre.
Es el calvario por el que atravesó Ruth Scully, con su hermoso hijo Nolan Scully, de 4 años, al ser diagnosticado con un rabdomiosarcoma, un cáncer agresivo que ataca los tejidos blandos.
El pequeño Nolan fue diagnosticado por primera vez cuando apenas tenía 3 años de edad. Fue sometido a una serie de tratamientos muy dolorosos y molestos durante más de un año, pero jamás perdió la esperanza, la sonrisa y sobre todo el profundo amor a su madre y a toda su familia.
Nolan fue un niño que siempre desprendió luz, cada enfermera y cada médico que lo trataba salía fortalecido, pero lo más conmovedor es que siempre trataba de que su madre sufriera lo menos posible con su enfermedad. Si se quejaba menos, o nada, era para que Ruth no lo pasara tan mal viéndolo así.
Su madre publicó una imagen que se volvió viral rápidamente, ya que reflejaba la conexión única entre ambos. «Para algunos, esta imagen parece un niño acostado en el suelo de un baño. Lo que no ves es que mi hijo de 4 años tiene miedo de estar en una habitación sin mí, por lo que se queda en el baño mirando la puerta de mi ducha cuando estoy a punto de entrar».
Nolan buscó consuelo en su madre cada minuto, cada segundo a lo largo de su enfermedad. Al punto que tenía pánico de separarse de ella, por lo que nunca quiso que se fuera de su lado, ni siquiera cuando ella se duchaba. Lo que Nolan haría en su lugar sería esperarla en la alfombra del baño hasta que ella hubiera terminado, era lo único que le hacía sentirse seguro.
Pero la enfermedad de Nolan no perdonó ese amor entre madre e hijo, y a pesar de que le extirparon un tumor por completo, el cáncer tomó los pulmones, los bronquios y el corazón, a pocas semanas de una cirugía de corazón abierto.
A su corta edad, Nolan sabía que había llegado el fin, y en su inocencia empezó a dividir sus posesiones favoritas: sus peluches, asegurándose de que todos se quedaran con alguno. Dijo que quería ser recordado como un oficial de policía porque eso es lo que quería ser de mayor y luego pasó a planear su funeral.
Los últimos minutos de un pequeño con cáncer que siempre tuvo pánico a separarse de mamá
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